Yo soy mi destino,
en cuanto que la voz
de las masas,
sobre mi se alza,
y decido, hacer caso omiso,
crear mi camino.
Yo soy mi destino,
en cuanto que los rios
siguen su cauce,
sin opción a cambio,
yo recorro el mío,
errando y avanzando.
Yo soy mi destino,
en cuanto que las golondrinas
emigran al sur,
y yo emigro,
el norte, oeste, este,
a tus ojos verdes.
Y yo y solo yo
soy mi destino,
en cuanto elijo,
sobre que camino
vereda o senda,
perderme,
en cuanto que,
se irán los atardeceres,
vendrán amaneceres,
yo seré yo,
por siempre,
cuando elijo
por qué luchar,
a quien amar,
sobre qué saltar,
cuando parar
para no dormir,
y despertar,
entonces yo y solo
yo me convierto
en mi destino.
Qué suerte que tengamos ese poder entre las manos. El problema, es que a veces no sabemos utilizarlo. Recuérdamelo de vez en cuando. Y ando.
ResponderEliminar