Un amanecer ella se despertó, tendió su mano a su pelo ondulado, pero no estaba, se sobresaltó, y lo único que vio es una nota.
Guerra, como en todos los amores irrompibles, hay una guerra de por medio, empezada por un señor bajito y con bigote.
A su chico, mezcla de bohemio, mezcla de ella misma, se lo quitaron para llevarlo a combatir a un lugar, que no quiso dejar escrito para que no fuera a por él, la deja prometida, que todos los días escribiría su poema correspondiente, que volvería y se los daría.
Y ella, de pie le espera, fumando cigarrillos, pero su esperanza se desvanece día a día, de igual forma que se desvanece el humo mezclándose en el aire.