eres como la noche que nos cierna,
oscura en tus ojos, y por pelo estrellas,
inmensa, grande, e impenetrable.
En tu blanca piel aún se aprecian,
mordiscos, de nuestra noche en vela.
Y resuenan, en el eco, gemidos,
de los que dedicabas a mi oído.
Poco a poco, llegamos al momento,
no existe nada, solo tu cuerpo,
y no quiero volver al mundo.
Un beso, y hazme mudo,
de tu vientre un muro,
a escalar con dientes.
Alcanzar, tu boca se hace humo.
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Son las tres menos no se cuantos de la noche, y ando nervioso. Acabo de escribir eso, que realmente no me gusta nada, pero hace tiempo que no publico poesía y tocaba. Desde las 12 que me metí en la cama, hasta ahora he matado un mosquito y le he dado vueltas a la misma rotonda mil veces. Estoy escuchando The National, me tranquiliza bastante, voy a intentar volver a dormirme.