calor, abro la ventana y la brisa me abraza,
pero, ¿y el dolor?, tú, tú, tú, que estas allí
y no aquí, tienes la culpa, te odio.
Me gustaría abrir una ventana, y detrás
¡tú! y hacer de tu vientre un campo
donde siembro orgasmos,
encerrarte entre mis dientes,
lengua, recorrerte plenamente,
inhalar tu último suspiro
y volver a empezar, una vez más.