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Freudiano, Pelirrojo, comilón de libros, comida, personas, crítico con todo el mundo, ni yo me salvo, deportista, intento de escritor, músico e hijo. Intento escribir poesía, no me creo poeta, ni nada por el estilo, me gusta escribirlas de forma rápida, ya que rápidos son los sentimientos que crean la poesía. www.fotolog.com/xxzanaxx

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sobre el destino y demás banalidades.

Yo soy mi destino,
en cuanto que la voz
de las masas,
sobre mi se alza,
y decido, hacer caso omiso,
crear mi camino.


Yo soy mi destino,
en cuanto que los rios
siguen su cauce,
sin opción a cambio,
yo recorro el mío,
errando y avanzando.


Yo soy mi destino,
en cuanto que las golondrinas
emigran al sur,
y yo emigro,
el norte, oeste, este,
a tus ojos verdes.


Y yo y solo yo
soy mi destino,
en cuanto elijo,
sobre que camino
vereda o senda,
perderme,
en cuanto que,
se irán los atardeceres,
vendrán amaneceres,
yo seré yo,
por siempre,
cuando elijo
por qué luchar,
a quien amar,
sobre qué saltar,
cuando parar
para no dormir,
y despertar,
entonces yo y solo
yo me convierto
en mi destino.

martes, 28 de diciembre de 2010

it's fine

Y en mi  recuerdo aparece su verde reflejo,
y en mis deseos aparecen sus labios,
deslizándose, hacia abajo,
y en mi tristeza aparecen sus caricias,
caricias que se marcharon, se perdieron,
de la misma forma con la que alza el vuelo
un pájaro asustadizo en las tinieblas.
Y echo de menos todos aquellos atardeceres,
que nunca llegamos a vivir.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Let it be (antiquísimo)

En el silencio infranqueable de la noche,
caí, me revolví, sangré,
pero no, nunca lloré.

En la orgía de colores del amanecer,
prometí, me juré, subir,
pero no, nunca más caer.

Y en la tristeza del atarceder,
buscaré, me desesperaré. gritaré,
pero no, nunca te encontraré.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Él una tarde pensó en llegar tarde a su encuentro, que no cita, nunca quedaban, solo se encontraban entre las vías del subsuelo, como dos anónimos de que se conocen poco a poco. Él sólo quería probar si sus cuerpos realmente estaban sincronizados, y ella, ella llegó tarde, para variar, cómo no.

 Él tuvo miedo, sabía que todo eso estaba mal, pero sentía que todo había perdido el valor, ¿para qué más? ¿para qué menos? ¿era un fin? ¿el principio? Sabía desde el principio, que no llegarían al fin, ¿acaso el fin era ella? Sólo había sido de paso, hasta ella, y el fondo del mar de dudas no deja de dar por culo con otras cosas, cómo si todo aquello no fuera ya difícil. Se encontraba en el vértice de la concha de una caracola, que como buen corredor avanza despacio, girando y girando, y al final se encontraba siempre en el mismo lugar, necesitaba algo nuevo, implosionar para convertirse en una nebulosa, y luego ya pensar, empezar de cero, con un cambio, ciego. Él pensó ella. Luego pensó nadie, demasiado tiempo ya así, empezando de cero, con historias, demasiado rápido, el final siempre era el mismo, y ya se sabía demasiado bien la historia, asi que él penso ella, quizás, más tarde. No es momento, parece que le cuesta entender que nunca encontrará a nadie, parece que le cuesta comprender que él nació para morir jóven, y que hasta entonces, podrá hacer lo que quiera, porque él es él, y hasta entonces solo hará lo de mover el esternocleidomastoideo a tope.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Las coincidencias llamaron demasiado.

Él llevaba una tableta de chocolate marca ''hediscutidoconminovia''. Ella bajaba las escaleras mecánicas. Y sus miradas se cruzaron. Él puso aire de indiferencia. A ella se le leía la timidez en la cara. Y entre la incomodez soltaron cuatro palabras que llamaron al destino, como si Ariadna hubiera sacado sus mejores sedas y minuciosamente hubiera tejido la trama de la novela más inquietante de la historia. A él se le puso cara de interés. A ella de curiosidad. Él se saltó unas cuantas paradas de metro, embelesado en qué sabe él de ella. Ella rió.
Lejos de que un roto en la tela acabara con todo, una mañana lluviosa hizo que quedaran, tal vez para consuelo de ella, tal vez a modo de juego para él, que se sentía el protagonista en una trama cortajiana.
Y vieron como debajo de las estrellas un león acercaba su nariz a la leona, como un cerdo acababa con hienas, y él vio la metáfora en la nostalgia de ella, en el mar de niebla del juego formado por su piel y mirada, cerrado en un círculo finito por sus manos inseguras pidiendo ayuda. Y él, lo comprendió.
No podían evitar caer en las marcas del otro, en las marcas pasadas, en todos esos martillazos que esculpen la blanca estatua y que al principio la define y al final la destruye. Querían conocer las cicatrices, querían ser arroyo que recorre el cauce por ellas, y acaso intentar limpiar, pero no erosionar más.
La curiosidad amanecía y ellos eran la sombra alargada en del otro por el sol.
Entonces él decidió escribir el último acto de un todo, que nunca llegó a nada, para empezar a escribir un todo que empezó de la nada. Y ella, ella rió.

lunes, 20 de diciembre de 2010

For me

A veces soy un como viejo,
cojeo cojeo, caigo y no levanto,
triste azul y gris,
y otras en cambio soy un torrente
de agua, que arrasa con todo
hasta llegar a copular a la mar.
¿mis pies? no quiero mis pies,
no quiero caminar,
cógelos y traza un camino
para recorrer los dos,
que termine, como no,
saltando la vereda del horizonte,
o cualquier atardecer rojizo
en alguna playa con arena blanca.
De fijo que si andas por mí no caigo.
Podríamos jugar, cierra los ojos,
y marcha, hasta que nos choquemos,
podríamos jugar, a follar.
¿y ahora? ya pasó,
da igual corre, siente,
al final, verás, te lo pierdes.

A una pulga en Marte

Desearía ir en bici eternamente,
recorrer la fína línea del horizonte,
para que, el sol, en sus últimos
momentos de agonía, alargue
y alargue mi sombra,
hasta que llege a marte.

domingo, 19 de diciembre de 2010

yo que sé

Algún día seré el guardián,
de los besos perdidos,
de la muerte de lo vivido,
de recuerdos ahogados
en trágicos exterminios,
de luz refleja
convertido en verso,
tras chocar
contra un suspiro.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Detective Martínez

[...]

Pero algún indeseable quería arruinarle aquella mañana repleta de nuevas aventuras para él, llamaron al timbre, y hasta que no sonó por tercera vez, no se dió cuenta de que era en su puerta, donde sonaba, al principio pensó que se trataría del cartero, o de alguien que por error había terminado en su nido de basura. Pero no, un hombre alto, pelo engominado pá atrásh, corbata, rolex en mano derecha, vamos el típico hombre cuya expresión queda oculta bajo unas magníficas rai-van y cuyos labios solo son abiertos para vomitar dulces palabras. Y a su lado un chico unos 10 años más joven que su acompañante, pelo suelto, intentando mantener una pose firme, y de aire mucho menos rígido que el de su amigo. 

¿Martínez? ¿Es usted el Detective Martínez?. Sí podría decirse que soy Martínez sí. Se notan que los años han pasado por tu figura, ¿no me recuerda? trabajó conmigo en el caso Patata Roja. ¡Oh! Ya recuerdo,¡eres el minijundi aquél! ¿Qué ha sido de tu vida compadre?. Ya vé, aquí me tiene, recuerdo que aquella era mi primera misión y aprendí de usted bastante, por lo que aquí le traigo a mi hijo, que desea seguir los pasos de su padre y orgulloso me siento de.... . Menos mal que veo que no ha salido en todo al padre, y que tú sigues igual de minijundi que siempre, pero bueno, verá, hace mil años que nadie trae su culo aquí, no tengo ningún caso, no tengo nada, donde pueda enseñar a tu hijo, aparte, no vivo de la buena voluntad ¿sabe?. Martínez, tranquilícese, usted siempre a sido un hombre con mucho conocimiento en nuestro campo, pero nunca a sabido relacionarse con la gente necesaria para alcanzar el estrellato, típica persona a la que te tienes que acercar para conocer, nunca te abres, y lo sabes.

[...]

martes, 14 de diciembre de 2010

Todo lo que fuiste

http://www.youtube.com/watch?v=fjHtOxUgEns

Apenas tuve tiempo de admirar tus ojos verdes,
de saborear tu tierna piel blanca leche,
de embobar me entre tus sonrisas transparentes,
de deslizarme entre tus manos como el aceite,
de perderme en nuestros susurros con el atardecer,
de amarte, amarte, amarte sin cansarme,
pero todo, todo ese tiempo, fue el tiempo necesario,
para darme cuenta de que todo lo que fuiste
lo serás eternamente.

domingo, 12 de diciembre de 2010

(...)

http://www.youtube.com/watch?v=wn_e8URpYL0

No quiero que la lluvia moje mis labios
si no es para que por los tuyos sean secados.

En el bostezar de la nostálgica tarde, jamás,
se volverán a ver juntas las sombras de promesas
ni voces vacías llenas de juramentos,
que en arrebatos de pasión prometían amor eterno.
Se me hizo tan corto el amor
y se me hace tan largo el intento de olvido.

lunes, 6 de diciembre de 2010

El banquete (antiguo)

Por la pequeña ventana el sol declaraba la guerra a los ocuros rincones.
Cuando volví en mi, un cercano ser gemía,
pero me desvanecía.
La eternidad se hacía cargo de mi cuerpo,
todo estaba listo para comenzar.
Los preliminares ya estaban,
liberé a la bestia,
se perdió lo humano.
El chamán conjuró
y el sol perdía la batalla, en favor de los oscuros rincones.
Fueron liberados por la bestia de sus pesadas y apretadas telas,
y en el banquete, repleto de oscuros rincones, comenzó el baile.
El infinito y la eternidad llegaron.
No había nada, pasión, el tiempo quedó reducido a la débil llama de una minúscula vela.
La noche, con sus pupilas, era testigo de la danza, y con media sonrisa la aprobaba.
La bestia, reencarnación pura de Thanatos y Eros,
destrozó a su padre para más tarde penetrar la vagina por donde, años antes, había salido. Ahora entraba.
El ser que gemía, se sentía lleno, su lucha interior había terminado.
El chamán daba los pasos y los seguían.
Hasta que la eternidad y el infinito decidieron marcharse,
las nuevos refuerzos llegaban a la batalla eterna.
El banquete terminó.
No hubo postre ¿para qué?
había que
huir
huir
huir
buscar otro banquete, otro ser, donde liberar a la bestia

Sueño (antiguo)

Corramos, dejemos atrás todos los muertos,
mutemos en crisálida y dejemos de ser gusanos.
Cuando salgamos de la lágrima amarilla,
seremos niños pequeños,
nada importará,
solo el verde de tus ojos.
Podremos soplar dientes de león
en el crepusculo,
para por la mañana dormir libres.
No hay nada malo, los soñadores lo sabemos,
podríamos acabar con la existencia de lo muertos,
y Dios no nos podría castigar.
¡Seamos niños!
¡Desnudos ahora! ¡corramos!
Por la sonrisa de la noche,
saltando en sus blancas pupilas,
desnudos por supuesto.
Sintamos lo eterno
aunque sea de forma efímera,
para cruzar tranquilos el mar verde
del que nos obligaron salir.


Detective Martínez

El tercer cigarro de insomnio se deshacía en la boca de Martínez, el viejo detective llevaba tiempo sin ocuparse de ningún caso, ni siquiera de esos en los que un cornudo acudía a su despacho para llevarse la leche. Hace tiempo pensó en mudarse de barrio, abandonar el viejo nido de ratas en el que termina convertido cualquier distrito de la ciudad con el tiempo, y buscarse alguna zona mucho más céntrica, igual así volvería a tener más clientes, pero no, se sentía demasiado unido a todo aquello, había vivido en aquella calle  momento estelares, como cuando acudió en una ocasión el presidente del gobierno, y ha vivido como poco a poco, se convertía en el vertedero donde el resto de la ciudad abandona a todos los que no logran hacerse un hueco en la sociedad, y así, poco a poco los portales se fueron convirtiendo en hostales para mendigos, y en las esquinas aparecieron percheros para que las damiselas colgaran sus abrigos de piel, y es que si la enfermedad no se cura, se extiende. Pero allí había elegido morir.

Se levantó de su cama-armario, y hubo un momento en el que recrujir de sus huesos mandaba callar al griterío de los muelles. Se escapó el típico bostezo mañanero y como si de un autómata se tratara empezó con la misma rutina del día a día, para qué cambiar, si todo seguiría igual.

[...]

domingo, 5 de diciembre de 2010

Nostalgia quimérica

Tengo miles de quimeras,
muertas todas ellas.
Yacen bajo tierra.
Por enterrador
el tiempo,
y por lápida
el querer imposibles.

Erosionando se fueron,
olas desgarrando piedra,
llevándose a la mar
la mierda, y dejando
al descubierto
monótono futuro.

Si no que alguien me explique, en qué pensaba yo cuando de pequeño soñaba con ser el primer pelirrojo en pisar Marte.