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Freudiano, Pelirrojo, comilón de libros, comida, personas, crítico con todo el mundo, ni yo me salvo, deportista, intento de escritor, músico e hijo. Intento escribir poesía, no me creo poeta, ni nada por el estilo, me gusta escribirlas de forma rápida, ya que rápidos son los sentimientos que crean la poesía. www.fotolog.com/xxzanaxx

lunes, 28 de marzo de 2011

Arthur Rimbaud

El ángel y el niño 

El nuevo año ha consumido ya la luz del primer día;
luz tan agradable para los niños, tanto tiempo esperada y tan pronto olvidada,
y, envuelto en sueño y risa, el niño adormecido se ha callado...
Está acostado en su cuna de plumas; y el sonajero ruidoso calla, junto a él, en el suelo.
Lo recuerda y tiene un sueño feliz:
tras los regalos de su madre, recibe los de los habitantes del cielo.
Su boca se entreabre, sonriente, y parece que sus labios entornados invocan a Dios.
Junto a su cabeza, un ángel aparece inclinado:
espía los susurros de un corazón inocente y, como colgado de su propia imagen,
contempla esta cara celestial: admira sus mejillas, su frente serena, los gozos de su alma,
esta flor que no ha tocado el Mediodía :
«¡Niño que a mí te pareces, vente al cielo conmigo! Entra en la morada divina;
habita el palacio que has visto en tu sueño;
¡eres digno! ¡Que la tierra no se quede ya con un hijo del cielo!
Aquí abajo, no podemos fiamos de nadie; los mortales no acarician nunca con dicha sincera;
incluso del olor de la flor brota un algo amargo;
y los corazones agitados sólo gozan de alegrías tristes;
nunca la alegría reconforta sin nubes y una lágrima luce en la risa que duda.
¿Acaso tu frente pura tiene que ajarse en esta vida amarga, las preocupaciones turbar
los llantos de tus ojos color cielo y la sombra del ciprés dispersar las rosas de tu cara?
¡No ocurrirá! te llevaré conmigo a las tierras celestes,
para que unas tu voz al concierto de los habitantes del cielo.
Velarás por los hombres que se han quedado aquí abajo.
¡Vamos! Una Divinidad rompe los lazos que te atan a la vida.
¡Y que tu madre no se vele con lúgubre luto;
que no mire tu féretro con ojos diferentes de los que miraban tu cuna;
que abandone el entrecejo triste y que tus funerales no entristezcan su cara,
sino que lance azucenas a brazadas,
pues para un ser puro su último día es el más bello!»

De pronto acerca, leve, su ala a la boca rosada...
y lo siega, sin que se entere, acogiendo en sus alas azul cielo el alma del niño,
llevándolo a las altas regiones, con un blando aleteo.

Ahora, el lecho guarda sólo unos miembros empalidecidos, en los que aún hay belleza,
pero ya no hay un hálito que los alimente y les dé vida.
Murió... Mas en sus labios, que los besos perfuman aún, se muere la risa,
y ronda el nombre de su madre;
y según se muere, se acuerda de los regalos del año que nace.
Se diría que sus ojos se cierran, pesados, con un sueño tranquilo.
Pero este sueño, más que nuevo honor de un mortal,
rodea su frente de una luz celeste desconocida,
atestiguando que ya no es hijo de la tierra, sino criatura del Cielo.
¡Oh! con qué lágrimas la madre llora a su muerto
¡cómo inunda el querido sepulcro con el llanto que mana!
Mas, cada vez que cierra los ojos para un dulce sueño,
le aparece, en el umbral rosa del cielo, un ángel pequeñito que disfruta
llamando a la dulce madre que sonríe al que sonríe.
De pronto, resbalando en el aire, en tomo a la madre extrañada,
revolotea con sus alas de nieve
y a sus labios delicados une sus labios divinos.

sábado, 26 de marzo de 2011

Si tus labios fueran cuchillos,
sé que moriría desangrado,
en un mar de mordiscos,
entre tus piernas encerrado.

Adoro recorrer tu cuerpo,
mis manos en tus huesos,
cálidos gemidos uniéndose
con el vago y frío silencio.

Somos comos dos cuerdas,
se extienden, se mezclan,
se anudan, se aprietan,
y siempre, siempre, se alejan.

domingo, 20 de marzo de 2011

En el país de la tristeza, los girasoles no levantan la cabeza al sol,
el cielo luce gris, y de fondo suena la sinfonía de la lluvia día sí día no.
Las huellas sobre el barro mojado nunca se borran, y los errores
son muescas en la roca dura. Resuena el llanto de bebes en la noche,
acompañado de la melodía de un triste saxofón, ahogado y afónico,
y por las calles puedes ver locos, corriendo, cayendo sobre el suelo.
Y siempre hay un perro, se revuelve en dolor, un gran perro negro,
ladra clamando ayuda, pero sus ladridos son confundidos con ira,
y la gente le pega para que se calme, una y otra vez, sin parar.

sábado, 19 de marzo de 2011

Feileb

A tu mirada y a tus labios finos me los follaba,
y robaré todos los gemidos que se te escapen,
mientras mis manos recorren tu blanca espalda.
Y mis labios sobre los tuyos bajando, despacio,
hasta hallar el momento. El humo gris se alza,
¿donde lo hicimos? en la cama, el suelo, no sé,
lentamente, el silencio se apodera de la sala,
de nuestros cuerpos inmóviles, no pido más.
Testigos del deseo, yacen muertas, las sábanas,
ese era el último condón, y yo aun tengo ganas,
Te lo volvería a hacer, una, una sola vez más,
de no ser porque has cerrado ya tus ojos,
y duerme abrazado a mi tu cuerpo blanco.

miércoles, 16 de marzo de 2011

EL cuervo --- Edgar Allan Poe

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos.  Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

jueves, 10 de marzo de 2011

Intento de algo 2

El caso es que me levanté de aquel banco, y bajé todo el parque, en ese parque había estado con todas mis novias menos con una, ya es casualidad, pasé por mi colegio, mi instituto, y crucé un paso de cebra y llegué a mi casa. Sí, soy uno de esos cabrones que viven al lado del instituto y no tienen que madrugar en absoluto para ir, solo era cruzar un paso de cebra y listo, hasta para ir a la universidad tuve suerte, me levanto a la misma hora, y muchos días más tarde, que cuando iba al instituto.
Cuando entré en mi casa mi padre estaba desayunando;
-¿Se puede saber a donde has ido a comprar el pan?-Me preguntó con su vozarrón.
-A Rusia, de paso he comprado unos litros de crudo, que allí está más barato.

Siempre que mi padre me pregunta que hago o donde he ido le suelto alguna gilipollez, a no ser que se ponga pesado que le digo la verdad, esta no fue de gran ingenio, la verdad, pero hay otras que se ríe y todo de la imaginación que le hecho. Miento con tanta naturalidad que parece verdad que he ido a Rusia a por crudo.

Después me preguntó por la exprimidora, él y su manía de afeminar nombres, y después de 10 minutos, sin exagerar, buscándola, no dimos con ella, y de repente me giro y la veo ahí, en la mesa delante de nuestras narices, fue algo gracioso, pero a lo que venía  a contar con esto es el carácter de mi padre. Me preguntó que de dónde había sacado la exprimidora, porque no se creía que hubiera estado encima de la mesa y hubiéramos estado 10 minutos buscándola, el tío es así, tiene una lógica apabullante y es listísimo pero algunas veces es un poco tonto, borde, desconfía en los demas y todo eso, yo creo que es porque a los 16 años dejó de tener vida familiar, por aquello de irse de casa y entonces de eso no sabe llevar.
A mi de pequeño me olvidó una vez en el parque, no lo recuerdo, pero vamos, es una señal de que siempre está en su mundo, como otra vez que me dejó saltando de pequeño entre piedras, normal que al final me partiera el labio, de la leche que me metí, aun tengo la cicatriz en el labio inferior, pero vamos que de mi pasaba y sigue pasando bastante, excepto cuando le da la vena y empieza a hablarme.

Yo de pequeño debía de ser un caso, por lo visto llevaba zapatos porque tenía los pies muy anchos, tenía un problema de piel, y no se cuantas cosas más, y aun así mi padre me dejaba libre por ahí, normal que acabara rompiéndome la clavícula, que me partiera el labio, que me rompiera un diente, que por casi me partiera la nariz y no se cuantas cosas más, pero oigan, no crean, todo eso fue en un tiempo récord, desde que aprendí a caminar, hasta los 3 años, que nació mi hermano, luego la que pasó a cuidarme fue mi madre, gracias a la cual cogí un montón de miedos, miedo a las alturas, miedo a la oscuridad, miedo al resto de la gente, y no solo yo, también mi hermano, lo que pasa es que al final un bicho salvaje vuelve a ser salvaje. Solo así se explica que durante mi etapa de jugador de baloncesto saliera con sangre todos los partidos, yo no era el mejor del equipo, lo reconozco,  pero sí era el que más jugaba, siempre motivaba tenerme en el campo, era un bestia, podía llevar 3 cuartos seguidos jugando que no me cansaba, no paraba de luchar, ni de pelearme, recuerdo una vez que el mejor jugador del otro equipo acabó pegándome de lo desquiciado que acabo de mí.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Quiero acurrucarme, debajo de una fría sábana,
cerrar los ojos, y esperar, a ver si mis miedos pasan.

lunes, 7 de marzo de 2011

A veces me pregunto por qué tiritan las estrellas en la noche,
será que tienen mucho frío, y a nadie que las arrope.
Se volverian blancas, para resaltar en la oscuridad,
como guían los faros blancos a barcos en la mar,
y que alguien las encuentre, y las puedan cuidar.
Lloraran en invierno, clamando algo más que la
atención de la luna, intentando encontrarse
en el mapa estelar.

jueves, 3 de marzo de 2011

(intento de algo)

Llegé y me senté en el banco donde empecé a salir con mi primera novia, sí, esa que le había robado a mi mejor colega y que tiempo después me terminaría dejando tirado por un gordo millonario. Es bastante patético, pero bueno, pude sacarle provecho a una mujer de tallas casi perfectas durante un tiempo, puede sonar egoísta, pero no solo la quería por eso, tenía tantas cosas en común con esa chica que me terminé enamorando, aparte, era la primera persona que venía hacía mi, y se preocupaba, por cuanto hacía comía o bebía, sin llegar  a ser mi madre, eso siempre marca.
Mi madre...oh! mi madre y mi padre están locos, quiero decir, son tan diferentes que aun no me explico como acabaron juntos, el primer novio serio de mi madre fue mi padre y hasta que no se casaron mi madre no salió de casa, mi padre en cambio se fue de casa a los 16 y es él típico hombre que se ha labrado su vida por sí mismo y blablaba ya no sé cuantas veces me habrá contado su historia, siempre que me la cuenta me hace sentir inferior y se me quitan las ganas de hacer nada, y eso que no soy el típico chico que solo va al instituto para nada, pero bueno.
Recuerdo cuando mi madre me llevaba a ver a su amigo el psícologo cura, en el coche, la que armaban, mi padre, le ponía a parir y mi madre le glorificaba por que sabía leer el horóscopo y yo ahí en medio, que lo único que quería era trincarme a la chica esa que me dejó por un fago de billetes, era digno de ver, y llego a la primera terapia y lo primero que me preguntó era que cuantas veces me masturbaba al día, también recuerdo un ''estas mal porque júpiter está en la trayectoria de mercurio'' y en la última sesión me tenía que quitar de la cabeza esa idea mía de ser guitarrista profesional, el diálogo fue algo así:
-De la guitarra solamente no vas a comer.
-Hay gente que come solamente de eso y es más se hace rica.
-No no, dime guitarristas famosos, todos son guitarristas y tienen una carrera aparte.
-Steve Vai.
-Periodista
Pat Metheny.
-Fotógrafo
-Eric Dampier
-Abogado, ¿ves? todos tienen una carrera al margen.
Todo ella hubiera tenido algo de sentido, de no ser porque Erik Dampier es un negro de 2'15 que juega en la NBA y de derecho poco y música menos.
Recuerdo su diván, o estudio o lo que fuera, según entrabas podías ver un armario repleto de figuritas de cristos, de piedras de colorines y un montón más de tonterías de esas con las que salen las videntes a partir de las 12 de la noche en la TV, luego un poco más al fondo encontrabas una cama, a la izquierda de esta un mueble repleto de libros, y luego en la parte central de la habitación su mesa, y detrás de esta, una pared repleta de títulos, la mayoría siempre pensé que estaban hechos con el paint, y que los tenía allí colocados a forma de ocultar su inseguridad, como diciendo ''mirad, pese a que soy calvo, feo y nunca me han echado un buen polvo, tengo papeles donde dicen que soy alguien''

miércoles, 2 de marzo de 2011

Tener o no tener razón,
esa ínfima cuestión,
carcome la cabeza
del señor, sentado
en el sillón.

martes, 1 de marzo de 2011

He dicho que

La ilusión es como una hoja, empieza verde, se vuelve naranja, y acaba cayéndose muriendo machacada a pisotadas.